Ir al contenido

Actualidad

EL Archivo Municipal “Clara Campoamor” destaca “La subasta de nieve efectuada en 1864” como documento del mes de febrero

EL Archivo Municipal “Clara Campoamor” destaca “La subasta de nieve efectuada en 1864” como documento del mes de febrero

Crevillent ( 06/02/2018).- La Archivera Municipal, Bibiana Candela, ha seleccionado el documento relacionado con la subasta de nieve realizada el 15 de mayo de 1864 como documento destacado del Archivo Municipal “Clara Campoamor” para el mes de febrero.

El documento, firmado por el entonces Alcalde Francisco Quesada y por el Teniente de Alcalde Francisco Alfonso, corresponde al Pleno celebrado el 15 de mayo de 1864, reunido de manera extraordinaria para “subastar el abasto de nieve de esta villa […], con objeto de que no falte dicho artículo a este vecindario y especialmente a los enfermos”

 

Por esa época y desde la más remota antigüedad, la utilización del hielo y la nieve ha tenido mucha importancia para la conservación de los alimentos y para fines terapéuticos, principalmente se utilizaba en medicina como anestésico local, para detener hemorragias y para bajar la fiebre. También a partir del siglo XIX para la elaboración de sorbetes y helados.

El comercio de este producto se puede encontrar en los archivos de muchas villas y pueblos del antiguo Reino de Valencia. Había una extensa red de neveros y pozos de nieve en sierras cercanas a Crevillent como Aitana, Mariola, Carrasqueta o Maigmó que abastecían a pueblos de clima más cálido como son los del Baix Vinalopó y Vega Baja.

 

 

Los vecinos podían adquirir la nieve, siempre y cuando recurrieran al contratista Ambrosio Sánchez y este estaba obligado a que  no faltase el producto durante más de cuarenta y ocho horas, aunque los pozos de nieve más cercanos se encontraban en Elda y Petrer. El transporte se realizaba a lomo de caballerías, pues los caminos en muchas ocasiones no permitían el paso de carretas.

 

Este negocio tuvo su declive y desaparición con la invención de la máquina productora de hielo artificial que inventó el 1870 el ingeniero francés, Charles Abel Tellier, desapareciendo el comercio en menos de medio siglo.

 

Los documentos y los pozos de nieve han quedado como parte de nuestro patrimonio histórico.